LO PERSONAL Y LO GLOBAL

En nuestro segundo episodio de Green is Easy, Judith Castro, colaboradora de Las Niñas del Tul, entrevistó a Adolfo Rolo, técnico de proyectos en la Fundación Agua de Coco. Dedicada a la cooperación internacional y al desarrollo, esta organización ha centrado su actividad principalmente en Madagascar y en Camboya, desarrollando proyectos educativos, así como de protección y conservación del medio ambiente.

Adolfo nos explicó cómo la fundación implementa prácticas verdes tanto en su funcionamiento interno como en los proyectos que desarrolla.

A nivel interno y después de un proceso de un año, todo el equipo de la organización incorporó hábitos más sostenibles con la intención de reducir su impacto medioambiental. Así, además de reciclar y reducir el consumo de papel, adoptaron medidas como el uso de productos de limpieza ecológicos y a granel, para reducir el consumo de plástico o la instalación de aspersores en los grifos y una botella en el interior de la cisterna, reduciendo así el consumo de agua.

Otra de las iniciativas que incorporaron fue la promoción de hábitos de consumo responsable del agua, trabajando con las personas voluntarias mediante retos mensuales.

En Madagascar, la organización lleva a cabo proyectos de reforestación de manglares y actividades de concienciación para preservar un ecosistema amenazado por la deforestación masiva y la explotación insostenible de los recursos naturales.

El trabajo de concienciación es clave. Tal como nos explica Adolfo, “Es difícil cambiar los hábitos de vida, porque, aunque el cambio climático y la necesidad de conservar el medio ambiente son obvios, las poblaciones locales muchas veces no tienen la capacidad de pensar en el futuro cuando sus necesidades básicas son tan urgentes”. Por eso, desde Agua de Coco entienden que la clave está en la educación, priorizando a las nuevas generaciones en el desarrollo de sus proyectos.

Otra de las iniciativas que se ha puesto en marcha desde la fundación ha sido la puesta en marcha del Hotel Solidario, un espacio construido con materiales locales y sostenibles cuyos beneficios se destinan a proyectos sociales y medioambientales. “Lo que queremos es ir más allá del propio parque natural, no solo tener una infraestructura que sea ecológica, sino que también impacte positivamente en la comunidad local”, afirma Adolfo. Pensar el turismo de manera sostenible, cambiar la narrativa poniendo el foco en el retorno positivo que puede tener en la economía local, siempre que se realice de forma responsable y respetuosa con el entorno.

Por su parte, Adolfo también compartió con nosotras las prácticas verdes que ha ido integrando en su día a día, como la decisión de ser vegano. Una opción que considera no solo por razones éticas, sino también porque el impacto medioambiental es mucho menor, al igual que su opción de consumir productos a granel, locales y de temporada. Opciones que no tienen por qué resultar más costosas. Suponen quizás, modificar un poco nuestros hábitos y salir de nuestra zona de confort.

Tal y como concluyó la entrevista:

“Creo que todas estamos llamadas a jugar un papel, con mayor o menor impacto, pero tenemos esta responsabilidad hacia el planeta de hoy y hacia el planeta futuro”