Experiencia de Alejando Rubio

Intercambio juvenil en Lviv, Ucrania, 2019.

La primera vez que oí hablar de Las Niñas del Tul no creía que algo así fuese posible: una asociación que otorga a jóvenes la oportunidad de viajar por Europa y aprender sobre nuevas culturas y temáticas a través de un aprendizaje poco convencional, así que escéptico me propuse intentarlo, a pesar de que me considero una persona introvertida. Cuando fui seleccionado para el proyecto en Kiev y tuve que organizar lo necesario para el viaje, no encontré más que ayuda y atención por parte de la asociación, este proyecto versaría sobre los estereotipos culturales.

En la estación nos conocimos por primera vez la mayoría de nosotros, no creo que ninguno se esperara lo unido que estaría el grupo al final de la experiencia, tal es así que podías escuchar al resto hablar de “The Spanish family”.

El proyecto se realizaría en Leópolis (Lviv), pero antes tuvimos la oportunidad de visitar la ciudad de Kiev, una de las ciudades más importantes de la ya extinta Unión Soviética, por lo que su arquitectura del barroco y sus monumentos religiosos eran numerosos. Ya allí, mientras paseábamos por esa ciudad llena de cúpulas doradas, no dejábamos de estar en contacto con Las Niñas del Tul, pues su implicación tanto con nosotros como con el proyecto era absoluta.

Cuando llegamos a Leópolis, ciudad en la que se realizaría el proyecto, conocí junto a mis compañeros a gente tan diversa como sus orígenes: Ucrania, Georgia, Turquía,  Alemania… Todos preparados para aprender y desmontar todas esas creencias ilógicas y divisorias que son los estereotipos culturales. Y así fue cómo comenzamos el proyecto: estábamos alojados en un hotel situado a las afueras de la ciudad, donde el verde —y a veces el frío— era predominante, las habitaciones eran de 2 y 3 personas y cada día teníamos un horario repleto de actividades con el objetivo de conocernos entre nosotros como individuos y como personas con nacionalidad y rasgos culturalmente intrínsecos, rasgos que usualmente son retorcidos hasta formar todos esos estereotipos negativos que cada país e individuo lleva consigo, normalmente acompañado de disconformidad o enfado. A su vez, teníamos tiempo libre, que aprovechábamos para conocernos más entre los 36 participantes de este proyecto, cada uno con su historia y sus vivencias.

Esta maravillosa experiencia es sin duda, una historia de la que extraer grandes lecciones y por supuesto, buenísimos recuerdos y amigos.

Pd.: Así que si estás siquiera dudando en solicitar una plaza en algún proyecto con Las Niñas del Tul, espero que mis conclusiones te sirvan para decidirte.