Último año de carrera y un semestre traumático. Empieza la desesperación por salir de aquí e ir a donde sea, como sea. Por algún milagro, me encontré mirando el facebook del Erasmus+. No era la primera vez que escuchaba eso de los proyectos con los que viajabas de gratis, pero nunca me había fiado demasiado. Supongo que esa desesperación por encontrar algo que hacer superó las dudas. Gracias a dios.
Tuve la suerte de ir con un par de amigos al proyecto, así que iba bastante tranquila, porque a las muy malas los iba a tener a ellos. Lo que no me esperaba era volverme con otros tres. (Más que amigos, creo que todos diríamos, y hemos dicho, familia, pero lo pongo en paréntesis para que suene menos intensito).
Todo empezó en la estación de bus de Madrid, donde nos reunimos todos los españoles a empezar la aventura. Nos dimos cuenta muy rápido de que se avecinaba algo muy guay. Después de un viaje muy largo y una odisea con ubers ucranianos, ya estábamos en Kiev.
No sé lo que esperaba de Kiev, pero desde luego las expectativas fueron más que superadas. Pasamos dos días geniales antes de empezar el proyecto conociendo la ciudad. Lo único malo fue que los dos días pasaron volando, y antes de darme cuenta estaba en un tren para Leópolis de 6 horas. Me pasé el viaje preparando con Raquel y uno de los Alejandros (iban tres, fue una risa) las actividades que nos tocaban y preparándome mentalmente. Recuerdo decirle a los Alex, “bueno, si el proyecto es una mierda, por lo menos Kiev ha molado”. Pero no tenía de qué preocuparme
Lo mejor del proyecto sin duda fue conocer a toda la gente del resto de países. Ya sé que soy muy poco original, pero es la verdad. Me llevo muchos momentos muy guays gracias a esa gente. Las noches interculturales fueron las mejores, todos bailando, o intentando bailar mejor dicho, los bailes de los otros países, comiendo cosas típicas (gracias Georgia), etc. Las mañanas las pasábamos haciendo actividades, algunas muy chulas, y las noches charlando y having a good time.
Todo pasó muy rápido, demasiado, y ya hemos vuelto a la vida real. Solo me queda decir que gracias a mi spanish team por hacer de este proyecto uno de los mejores viajes de mi vida, a las Niñas del Tul por ser maravillosas y que si te estás planteando hacer una cosa de estas pero no te decides: HAZLO, POR FAVOR.