Experiencia Alex, Viena, 2018

No era mi primer proyecto Erasmus+ pero sí mi primera vez en Austria. Doble excitación, primero por conocer una capital centroeuropea que me parece fascinante y, segundo, por haber sido seleccionado como participante y tener la oportunidad de empaparme de un tema totalmente desconocido para mí, como es la libertad sexual en general y la comunidad LGTB*. La asociación se encargó de seleccionar un equipo plural y enriquecedor para este proyecto titulado P.R.I.D.E (PEOPLE. RIGHTS. IDENTITY. DIVERSITY. EUROPE), en el sentido de que trataron de reunir una muestra de representantes de esa diversidad, tanto de las distintas variantes de la comunidad como ajenas a la misma.

He de decir que estoy muy contento por todo lo que aprendí aquella semana, por todas y cada una de las personas que conocí, por mis compañer@s españoles y por el proyecto en sí, así como por el enfoque y el esmerado trabajo de una organización intachable. Desde el minuto uno me sentí muy cómodo, el alojamiento fue en una especie de hotel para jóvenes con muy buena pinta, con habitaciones de entre dos y cuatro camas, desayuno, almuerzo y cena con buffet libre y variedad en especial atención a los veganos, así como un ticket de transporte que nos cubría toda la semana para movernos desde nuestra zona al centro de la ciudad en el tiempo libre, tanto en bus como en metro. He sentido que nos atendían y se preocupaban de todos los participantes, todo estaba cuidado hasta el más mínimo detalle y se notaba que los anfitriones austríacos tenían ganas e interés por hacerlo bien.

Las actividades fueron una pasada, variadas y dinámicas, empezando por los juegos de los primeros días para romper el hielo e interactuar con los participantes de Dinamarca, Grecia, Portugal, Italia, Eslovaquia y Estonia; así como por el programa establecido, comenzando con un pequeño marco teórico para situar conceptos tan básicos como el sexo o el género, junto con la diversidad de orientaciones sexuales, pasando por la participación de algunos miembros del proyecto en una charla TEDx, colaboraciones de asociaciones activas en la defensa de los derechos LGTB*, campañas de protección sexual y contra el VIH, puesta en común de la situación de la comunidad en cada uno de los países participantes (legislación, inclusión, experiencias…) y, como colofón final a la semana, preparación de técnicas para recaudar información y crear una especie de artículo-blog sobre asociaciones presentes en el Pride Village, una zona de stands y food trucks donde cada una de ellas podía promocionarse (inclusión de las personas trans* e inter, asistencia y apoyo a los refugiados LGTB*, organizaciones de consejo para parejas y familias, agencias anti-discriminación…). Finalmente, una de las mejores experiencias de este proyecto fue tener la posibilidad de asistir al desfile del orgullo de Viena (Pride 2018), disfrutar del ambiente y haber podido conocer una de las mejores fiestas de mi vida.

Toda la ciudad estaba ambientada y preparada para el Pride, diversidad de gente y de color, buen rollo, festivales por toda la ciudad, conciertos, etc. Justo delante del Parlamento de Austria se levantaba el escenario en frente del cual bailamos tantas veces. La verdad es que una semana de duración se quedó corta para lo ideal que fue el proyecto, me cuesta encontrar algún punto negativo. Todos y cada uno de los participantes, tanto españoles como del resto de países congeniamos pronto y bien, nadie miraba mal a nadie y en general fue un grupo muy inclusivo, abierto de mente y amigable con todo el mundo, cosa que era de esperar tratándose de una temática que requiere de tolerancia y gran compromiso cívico. He aprendido que es un deber personal colaborar en cambiar y trabajar por todo lo que aún falta por conseguir en nuestras sociedades. Vuelvo orgulloso de mi país, sabiendo que al comparar somos uno de los más avanzados de Europa en aceptación y respeto.

El contexto de celebración para este proyecto ha sido inmejorable, la información que me llevo y todo lo aprendido ha sido una oportunidad de oro para mí, al haber matado la curiosidad de aprendizaje desde un prisma objetivo y correcto que no siempre es el que cada uno recibe en su grupo de amigos o su familia. Personalmente, me siento satisfecho con el ejercicio de respeto a la diversidad y los derechos humanos que he realizado. Sería de justicia que este tipo de temas se tratasen desde el colegio porque lamentablemente vivimos en una realidad ajena y, normalmente, confusa. De Viena me llevo su elegancia, su serenidad y su cultura arquitectónica y musical, es una visita obligada!

Recomiendo y animo a todo el mundo a participar en proyectos Erasmus+, de temática social como éste o de cualquier otra. Son una experiencia única, están llenas de satisfacciones y quedan en el recuerdo como parte de esa riqueza cultural y del capital humano que sólo pueden significar un complemento para bien en la formación y aprendizaje de cada uno.