Mi experiencia en Trabzon, Turquía
Rosalía Vázquez Jacobe
Esta experiencia comienza en Málaga, cuando cogemos un vuelo hacia Estambul, ya que dispusimos de cuatro días antes para hacer turismo. En la formación previa antes de salir nos prepararon para posibles choques culturales, y, de igual manera, tuvimos la oportunidad de conocer a los otros miembros del grupo antes de salir, lo que fue una gran idea, ya que todos mis compañeros fueron muy simpáticos desde el primer minuto. Sin ningún retraso y antes de tiempo aterrizamos en Estambul, donde el transporte público es increiblemente práctico y puedes llegar a casi cualquier parte por menos de un euro. Los días en Estambul se pasaron rápidos, y ya tenímos que coger el vuelo hacia Trabzon. Si tenéis la oportunidad de hacer un proyecto en Turquía no la dejéis escapar, porque es una experiencia única y una cultura totalmente diferente y nueva. No os arrepentiréis de visitar Turquía.
Una vez en Trabzon, nos recogieron en autobús para llevarnos hasta una casa en medio del bosque; sin duda uno de los mejores sitios para hacer un proyecto, con vistas al mar y a dos pasos de la playa. Allí fuimos conociendo a los compañeros con los que compartiríamos diez días de proyecto, los paises en cuestión fueron Letonia, Dinamarca, Eslovaquia y Turquía, aparte de nosotros. El proyecto trataba sobre las adicciones.
Cada país manejó un día entero por su cuenta, lo que nos sirvió para conocer la situación de esta problemática en distintas ubicaciones, y así compartir experiencias y aprendizaje, además de la oportunidad de organizar en grupo unas actividades enfocadas al tema.
Cada día teníamos varias horas libres repartidas, lo que daba lugar a descansar en una terraza enorme con unas vistas impresionantes, o a dar un paseo por la naturaleza que nos rodeaba junto con los compañeros de otros países. Por las noches, cada país presentaba su noche cultural, de las cuales aprendías a través de juegos y presentaciones sobre otras culturas. Aunque no todo fueron actividades; tuvimos dos viajes, el primero a Trabzon, donde nos dividimos por grupos e interactuamos con la gente local -que, por cierto, todo el mundo fue muy agradable y quería parase a hablar y saber más sobre nuestro proyecto-. Desde luego fue un día interesante, aparte de por el viaje en sí mismo.
El segundo viaje fue hacia Urdo, la cual era menos turística y con más naturaleza. En estos dos viajes pudimos ver una Turquía a lo largo del mar negro menos conocida, y que sin duda merece la pena. Y así acaba esta experiencia, que sin duda volvería a repetir. Al final del viaje te llevas unos días inolvidables en los que has participado en un proyecto de formación no formal, la cual es una forma muy interesante y productiva de aprender, además de conocer a personas de diferentes países con las que has compartido diez días increíbles, y con una muy buena organización, algo que se agrecede por parte de las instituciones implicadas.